«[L]o cierto es que nuestra lengua se impuso tanto a las lenguas amerindias como a las otras lenguas que se hablaban en España. Si en América fueron los criollos o los independentistas; si en España todo comenzó con los decretos de nueva planta, si se debió a los constitucionalistas de 1812 o, durante la II República, a los socialistas; o incluso si no hubo un agente claro, más allá de las energías sociales y las necesidades comunicativas, es decir, de la violencia intrínseca del lenguaje; ésta es cuestión aparte. Otra cosa es la valoración que se haga de este hecho y los usos que se le den. A este respecto Lodares denuncia, por un lado, la imagen negativa que se proyecta de esta realidad, convirtiendo al español en lengua imperial, y, por el otro, la victimización y el aprovechamiento revanchista a que ha dado lugar.
El problema profundo al que asistimos en El porvenir del español reside en el intento de legitimación de lo particular desde posturas universalistas. La española no es una lengua universal porque la hable más gente. Es, simplemente, una lengua más hablada. Son categorías diferentes [...]».
Més, se'n pot dir, i en direm, malauradament.
Fitxa relacionada: negacionisme.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada